LA VISIÓN ESPIRITUAL DE UNA EMPRESA MUNDIAL

Cuando leí por primera vez las Tablas del Plan Divino escritas por ‘Abdú’l-Bahá, quedé impresionado por la claridad con que se expresaba un vasto plan, y como profesional de la planificación estratégica luego percibí que se trataba de un magistral plan estratégico a escala mundial inédito hasta esa época.

Para entender esta afirmación, debemos situarnos en el tiempo, hasta ese momento todas las empresas mundiales eran realizadas con visiones ideales y planes de acción que se limitaban a los pasos iniciales, tanto a nivel de las organizaciones religiosas como profanas. Las empresas con fines de lucro desde el siglo XV habían emprendido sus actividades con objetivos materiales y de explotación por la dominación de los recursos materiales y la explotación de los seres humanos que habitaban en los territorios que los poseían, pero siempre basados en el espíritu emprendedor de los conquistadores.

Las Tablas del Plan Divino, un total de 14, reveladas por 'Abdu'l-Bahá entre los años de 1916 y 1917 durante el periodo de la primera Guerra Mundial, no fueron recibidas en América, hasta después del Armisticio cuando la comunicación con la Tierra Santa fue restaurada.  Cada Tabla, como indica el texto, fue dirigida a los Bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá como un cuerpo, o a cinco áreas regionales de América del Norte.  En vista del hecho de que estas Tablas designaban a los Bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá como una agencia para enseñar, escogida para una misión internacional, subsecuentes ediciones fueron publicadas bajo el titulo de la Misión Espiritual de América. 

Analizando detalladamente estas Tablas, encontré los componentes que sirvieron para reafirmar mi impresión inicial y que en este trabajo los coloco en el formato de lo que hoy se conoce como Plan Estratégico. 

Es evidente que estas Tablas fueron inspiración divina y que el plan descrito en ellas constituye la visión del Maestro que se adelantaba a su época como en muchos de sus escritos. 

Como sucesor de 'Abdu'l-Bahá, Shoghi Effendi lanzó una serie de planes que han marcado la pauta de la expansión de la comunidad mundial bahá'í. Esta labor ha sido proseguida por la Casa Universal de Justicia. 

Pero ¿por qué América fue escogida para iniciar la ejecución de este Divino Plan? Las explicaciones pueden ser entendidas a partir de este techo de una tabla de Bahá'u'lláh: 

"Escuchad, gobernantes de América y presidentes de sus repúblicas, lo que arrulla la Paloma sobre la Rama de la Eternidad: "No hay Dios sino Yo, el Sempiterno, el Perdonador, el Todomunífico". Adornad el templo del dominio con el ornamento de la justicia y del temor a Dios; y su cabeza, con la corona del recuerdo de vuestro Señor, el Creador de los cielos. Así os lo aconseja Aquel que es la Aurora de los Nombres, como lo ha ordenado Aquel que es el Omnisciente, el Sapientísimo. El Prometido ha aparecido en esta glorificada estación, por lo cual se han regocijado todos los seres visibles e invisibles. Sacad provecho del día de Dios. En verdad, reunirse con Él os es mejor que cualquier cosa sobre la que brille el Sol, si lo supierais. ¡Oh concurso de gobernantes! Prestad oído a lo que ha surgido de la Aurora de la Grandeza: "Verdaderamente, no hay Dios sino Yo, el Señor de Ia Prolación, el Omnisciente". El quebranto de los oprimidos, sanadlo con las manos de la justicia; y la entereza de los opresores, quebradla con el azote de los mandamientos de tu Señor, el Gobernante, el Sapientísimo". 

Y como había estado en Occidente en 1912, se entiende lo siguiente expresado por 'Abdu'l-Bahá: 

"El continente americano muestra señales y evidencias de un gran progreso. Su futuro es aún más prometedor, pues su influencia e irradiación son vastísimas y servirán de guía espiritual a todas las naciones".

La Visión 

El Nuevo Orden Mundial 

«Que vuestra visión sea mundial, antes que confinada a vuestras propias personas». 

Para los bahá'ís la expresión “nuevo orden mundial” posee un significado nítido y especial. Hace más de 120 años, Bahá'u'Iláh empleó la frase para referirse a una serie de cambios trascendentales en los dominios político, social y religioso de la vida mundial. «Los signos de convulsiones y caos inminentes pueden discernirse ahora, por cuanto el Orden prevaleciente se ha demostrado lamentablemente defectuoso», escribió. «Pronto el orden actual será enrollado y uno nuevo desplegado en su lugar». 

El mensaje esencial de Bahá'u'lláh es la llamada a la unidad; su audiencia, el mundo entero: «Que vuestra visión sea mundial, antes que confinada a vuestras propias personas». Pasado un siglo desde Su muerte, este llamamiento comenzó a partir de las Tablas del Plan Divino a cobrar forma en una comunidad que es en sí misma un microcosmos del género humano y que está establecida en casi todos los rincones del globo. 

Una Misión espiritual de la Causa de Dios 

“Conquistar la fortaleza del corazón de todos los hombres”. Bahá'u'lláh 

La Misión individual 

La pluma del Altísimo ha decretado e impuesto a cada uno la obligación de enseñar esta Causa (...). Bahá'u'lláh 

La estrategia 

Su Santidad Cristo dice: Viajad al Este y al Oeste del mundo y llamad a la gente al Reino de Dios.  Por lo tanto la misericordia de Dios debe abarcar a toda la humanidad. 

“Por lo tanto, ¡Oh mis amados amigos! Asociaos con todos los pueblos, razas y religiones del mundo con la mayor veracidad, rectitud, fidelidad, bondad, buena voluntad y amistad, para que todo el mundo del ser se llene con el sagrado éxtasis de la gracia de Bahá, para que la ignorancia, la enemistad, el odio y el rencor desaparezcan del mundo y que la obscuridad del alejamiento entre los pueblos y razas del mundo, ceda el lugar a la Luz de la Unidad. Si otros pueblos y naciones os son infieles, mostradles lealtad; si os tratan injustamente, mostradles justicia; si se mantienen distanciados de vosotros, atraedlos; si os mostraran enemistad, sed amistosos con ellos; si envenenaran vuestras vidas, endulzad su almas; si os hirieran, sed un ungüento para sus llagas. Tales son los atributos de los sinceros. ¡Tales son los atributos de los veraces! (...)” ‘Abdú’l-Bahá 

Los recursos humanos 

Cada Tabla, como indica el texto, fue dirigida a los Bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá como un cuerpo, o a cinco áreas regionales de América del Norte.  En vista del hecho de que estas Tablas designaban a los Bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá como una agencia para enseñar, escogida para una misión internacional, subsecuentes ediciones fueron publicadas bajo el titulo de la Misión Espiritual de América. 

El Plan de Acción 

Inicialmente el Plan comprendía las naciones de América, a partir de América del Norte. Como respuesta a aquel llamamiento fueron muchos los bahá'ís que abandonaron sus hogares para desplazarse a tierras remotas. Entre ellos destaca la figura de Marta Root, que en el curso de sus giras mundiales visitó numerosos países de Latinoamérica. Su ejemplo y ánimos estimularon a Leonora Sterling Armstrong se trasladase definitivamente a Brasil. Leonora fue la primera bahá'í que dio a conocer el nuevo mensaje en Venezuela, Colombia, Curaçao, Trinidad y Tobago, Barbados, Haití, la Guayana Inglesa y la Guayana Holandesa. Sus traducciones al portugués y al español son innumerables.

La Visión más actualizada


En la década de 1930 la visión del nuevo mundo fue resumida por Shoghi Effendi en una carta frecuentemente citada que iba dirigida a los Bahá'ís de occidente.

La unidad del género humano, tal como la vio Bahá'u'lláh, conlleva el establecimiento de una mancomunidad mundial de naciones en la que todas las razas, credos, naciones y clases estarán estrecha y permanentemente unidos, y en la que la autonomía de los estados miembros, así como la libertad e iniciativa individual de las personas que los componen, serán salvaguardadas de forma definitiva y completa. Hasta donde nuestra visión alcanza, esa mancomunidad mundial debe consistir en un poder legislativo mundial, cuyos integrantes, en calidad de fideicomisarios de la humanidad, habrán de controlar todos los recursos de las naciones integrantes, y habrán de introducir cuantas leyes sean requeridas para regular la vida, satisfacer las necesidades y reajustar las relaciones de todas las razas y pueblos.

Un poder ejecutivo, respaldado por unas Fuerzas internacionales, llevará a cabo las decisiones correspondientes, ejecutará las leyes aprobadas por el legislativo, y resguardará la unidad orgánica del conjunto de la mancomunidad. Un tribunal mundial juzgará y emitirá el veredicto final en todas las disputas que surjan entre los varios elementos constituyentes de este sistema universal. 

Un mecanismo de comunicación mundial abarcará el planeta entero, libre de trabas y restricciones nacionales, y funcionará con maravillosa rapidez y regularidad perfecta. Una metrópolis mundial actuará como el nervio central de una civilización planetaria en cuyo foco habrán de converger las fuerzas unificadoras y de cuyo ser habrán de irradiarse sus fuerzas vivificadoras. Se inventará, o bien se escogerá de entre los ya existentes, un idioma mundial, que habrá de ser enseñado en las escuelas de todas las naciones federadas, para que sirva como idioma auxiliar del idioma materno. Un sistema común de escritura, una literatura mundial, un sistema uniforme y universal de moneda, pesos y medidas simplificará y facilitará el trato y comprensión entre las naciones y razas de la humanidad. 

En una sociedad tal, la ciencia y la religión, las dos fuerzas más poderosas de la vida humana, se reconciliarán, colaborarán y desarrollarán en armonía. Bajo tal sistema, la prensa, al tiempo que habrá de dar completo aliento a la expresión de las convicciones y perspectivas diversas de la humanidad, dejará de estar manipulada arteramente por intereses creados, privados o públicos, y quedará liberada de la influencia de pueblos y gobiernos contendientes. Los recursos económicos del mundo serán aprovechados y empleados por completo, sus mercados se coordinarán y desarrollarán, y la distribución de sus productos será regulada equitativamente. 

Las rivalidades, odios e intrigas nacionales cesarán, y la animosidad y prejuicio raciales se verán reemplazados por la amistad, la colaboración y la comprensión racial. Las causas de la contienda religiosa serán removidas para siempre, las barreras y restricciones económicas serán del todo abolidas, y la distinción desordenada entre las clases será borrada. La pobreza, por un lado, y las grandes acumulaciones de riquezas, por otro lado, desaparecerán.

Las enormes energías que se disipan y malgastan en la guerra, sean económicas o políticas, se dedicarán a fines tales como ampliar el ámbito de las invenciones humanas y del desarrollo técnico, aumentar la productividad de la humanidad, erradicar la enfermedad, ampliar las investigaciones científicas, elevar los niveles de la salud física, aguzar y refinar el cerebro humano, explotar los recursos no usados e insospechados que alberga el planeta, prolongar la vida humana, y dar curso a cualquier medio que estimule la vida intelectual, moral y espiritual de toda la especie humana. 

Un sistema federal mundial, con poder sobre la tierra entera y en uso de una autoridad indiscutible sobre sus recursos inimaginablemente inmensos; un sistema que aunará e incorporará los ideales tanto de Oriente como de Occidente, exonerado de la maldición de la guerra y de sus miserias, y entregado a aprovechar todas las fuentes de energía del planeta; un sistema en el que la Fuerza será hecha sierva de la Justicia, cuya vida será sostenida por el reconocimiento universal de un solo Dios y por la lealtad a una Revelación común, tal es la meta hacia la que se mueve una humanidad impulsada por las fuerzas unificadoras de la vida. 

“Resolved vuestras diferencias y reducir vuestros armamentos, para que el fardo de vuestros gastos se vea aligerado, y vuestras mentes y corazones logren tranquilizarse. Curad las disensiones que os dividen, y no necesitaréis valeros de armas, salvo para lo que requiera la protección de vuestras ciudades y territorios”. Bahá'u'lláh

 

2010

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